- Amazon trabaja para automatizar hasta el 75% de sus operaciones y evitar contratar a más de 500.000 personas en los próximos años.
- Centros como Shreveport operan con 1.000 robots y prevén reducir a la mitad la plantilla necesaria; el diseño se replicará en unas 40 instalaciones.
- Ahorros previstos: 30 centavos por artículo y 12.600 millones de dólares entre 2025 y 2027.
- Estrategia de comunicación para suavizar el impacto social, creación de empleos técnicos y tensiones sindicales.

Amazon está ultimando un giro profundo hacia la automatización que, según documentos internos citados por la prensa estadounidense, contempla reemplazar más de 500.000 puestos con robots a lo largo de los próximos años. La hoja de ruta apunta a una modernización masiva de sus centros logísticos para ganar eficiencia y recortar costes.
La compañía, que roza los 1,5 millones de empleados a nivel global, aspira a mantener el crecimiento de ventas sin ampliar en la misma proporción su plantilla. En paralelo, los planes internos dibujan un objetivo ambicioso: automatizar en torno al 75% de sus operaciones con una oleada de sistemas robóticos e inteligencia aplicada a la cadena de suministro.
Un plan para acelerar la automatización
Según esas estimaciones, Amazon ya opera con más de un millón de robots en almacenes de todo el mundo, y la nueva fase busca integrar soluciones más inteligentes que reduzcan tareas repetitivas y errores humanos. En Estados Unidos, el equipo de automatización calcula que la empresa podría evitar contratar a unas 160.000 personas hasta 2027.
La proyección va más allá: para 2033, los directivos esperan duplicar las ventas sin aumentar la plantilla en la misma medida, lo que se traduciría en cientos de miles de incorporaciones evitadas. Esa estrategia persigue lo que internamente describen como “aplanar la curva de contrataciones” durante la próxima década.
El impulso automatizador no es nuevo. En 2012, Amazon compró por 775 millones de dólares el fabricante de robótica Kiva, un movimiento que transformó sus almacenes: plataformas robóticas que desplazan estanterías completas hasta los puestos de trabajo sustituyeron largos trayectos a pie de los operarios. Desde entonces, la compañía ha ido ensamblando un ecosistema de software y robots colaborativos que se coordinan como piezas modulares.
Así operan los nuevos almacenes
El centro de Shreveport (Luisiana) se señala internamente como el modelo de referencia. Allí funcionan más de 1.000 robots y ya permitieron operar con un 25% menos de plantilla frente a un almacén convencional; con la próxima ola de automatización, la previsión es necesitar solo la mitad de personal respecto a un escenario sin robots.
La compañía planea replicar el diseño de Shreveport en unas 40 instalaciones antes de que acabe 2027, incluyendo la reciente apertura de Virginia Beach y la modernización de centros anteriores.
En Stone Mountain (cerca de Atlanta), los papeles internos apuntan a que, tras la modernización, el almacén podrá procesar un 10% más de artículos con hasta 1.200 empleados menos. Además, ganaría flexibilidad tirando más de personal temporal y menos de plantilla fija, según los escenarios analizados.
Los centros diseñados para entregas ultrarrápidas persiguen una presencia humana mínima en el proceso. El objetivo práctico es automatizar la mayor parte de la recogida, el empaquetado y el movimiento interno, apoyada en avances en mano robótica, dejando a las personas funciones de supervisión, control de calidad y mantenimiento.
Costes, ahorros y metas financieras
En términos de eficiencia, los cálculos internos estiman un ahorro de unos 30 centavos por artículo recogido, empaquetado y enviado gracias a la robótica. En marzo de 2024, la dirección pidió a los responsables del plan “hacer más con menos” durante una presentación ante el consejo.
Para otoño, el equipo había reducido la inversión prevista por debajo de 10.000 millones de dólares y aumentado los ahorros esperados a 12.600 millones entre 2025 y 2027. Bajo el mandato de Andy Jassy, Amazon ha virado del crecimiento a toda costa hacia la eficiencia operativa, una línea que analistas de Wall Street consideran clave para el margen.
Desde operaciones, Udit Madan sostiene que los ahorros permiten lanzar nuevas iniciativas y que parte de ese valor se canaliza a nuevos puestos cualificados y a la extensión de la red logística, por ejemplo con más depósitos de última milla en zonas rurales.
Estrategia de comunicación y efecto social
Los documentos recogen una guía para suavizar el impacto social del discurso: evitar palabras como “automatización”, “IA” o “robot” y hablar de “tecnología avanzada” o de “cobots” (robots colaborativos). También se contempla reforzar la presencia comunitaria en eventos locales y acciones solidarias.
El avance plantea retos laborales y de equidad. En Estados Unidos, la plantilla de almacén de Amazon tiene mayor proporción de trabajadores afroamericanos que la media, por lo que un ajuste vía automatización podría afectar de forma desigual a determinados colectivos, según los documentos y testimonios recabados.
Junto al recorte de tareas manuales, se impulsa la creación de puestos técnicos de mantenimiento y programación de robots. En Shreveport, por ejemplo, más de 160 técnicos de robótica cobran al menos 24,45 dólares/hora, mientras el salario de entrada del resto de la plantilla comienza en 19,50 dólares/hora. La empresa afirma que casi 5.000 personas han pasado por su programa de aprendizaje en mecatrónica desde 2019.
Relaciones laborales y respuestas de la empresa
Para los inversores hay un factor adicional: los robots no se sindicalizan. El pulso con el sindicalismo ha sido tenso; el año pasado, tras una huelga, un contratista prescindió de 150 conductores afiliados a un sindicato en Nueva York, episodio que Amazon enmarcó en la cancelación de un contrato con ese proveedor.
La compañía matiza que los papeles citados no reflejan su estrategia completa y recuerda que planeó contratar 250.000 trabajadores de temporada en la campaña navideña, sin precisar cuántos serían indefinidos. También señala que no hay directrices para prohibir términos como “automatización” y que su labor comunitaria no está ligada a este plan.
El debate trasciende a Amazon. Daron Acemoglu, economista del MIT y premiado con el Nobel, alerta de que, si la automatización resulta rentable a gran escala, se extenderá a otras empresas y uno de los mayores empleadores podría pasar a ser destructor neto de empleo. En redes, Elon Musk ha llevado la idea al extremo al asegurar que “la IA y los robots reemplazarán todos los trabajos”, aunque en Amazon prefieren enmarcar sus robots como “colaboradores” del personal.
Con el sector logístico en plena transición, la estrategia de Amazon combina despliegue masivo de robótica, recorte de costes y nueva cualificación de su plantilla, mientras prepara un relato más amable para las comunidades afectadas. El resultado marcará el ritmo del mercado laboral en la cadena de suministro y, por extensión, reavivará en Europa y España la discusión sobre productividad, empleo y formación ante la automatización.
