Compañeros de IA: auge, riesgos y dilemas de los nuevos amigos digitales

Última actualización: julio 23, 2025
  • Crecimiento masivo: Más del 70% de los adolescentes en EEUU ha probado compañeros de IA, y su uso crece entre menores de diferentes edades.
  • Plataformas destacadas: Chatbots como Character.AI, Replika y Grok lideran la tendencia, integrando personalidades y funciones para interacción emocional y social.
  • Preocupaciones éticas y psicológicas: Los expertos alertan de riesgos relacionados con la dependencia emocional, la falta de protocolos de seguridad y el impacto en el desarrollo social.
  • Evolución tecnológica y acceso: La suscripción y la personalización plantean nuevas desigualdades y cuestiones éticas sobre la mercantilización de la intimidad digital.

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Los compañeros de inteligencia artificial han dado un salto notable en su presencia cotidiana, especialmente entre los jóvenes. El fenómeno, que hasta hace poco parecía cosa del futuro, ya forma parte de la vida diaria de millones de adolescentes y plantea nuevos retos en la forma en que las personas se relacionan con la tecnología.

Diversos estudios recientes muestran una tendencia al alza en el uso de chatbots diseñados para interactuar a nivel emocional y personal con los usuarios. Plataformas como Character.AI, Replika o Grok, así como asistentes generalistas empleados para fines conversacionales, han motivado tanto curiosidad como preocupación entre familias, educadores y expertos en bienestar digital.

El perfil habitual: adolescentes en busca de interacción

plataformas de compañeros de IA

Entre el 67% y el 72% de los adolescentes en Estados Unidos reconocen haber interactuado al menos una vez con algún tipo de compañero de IA, según diversas investigaciones llevadas a cabo por organizaciones como Common Sense Media e Internet Matters. La mayoría utiliza estas aplicaciones varias veces al mes, si bien un porcentaje relevante mantiene contacto prácticamente a diario.

El concepto de compañero de IA abarca desde chatbots con “personalidad” propia hasta personajes animados o avatares virtuales, diseñados para mantener conversaciones continuas, simular amistades y proporcionar apoyo emocional o entretenimiento. ChatGPT, Claude, Character.AI y Replika figuran entre los servicios más populares, con un crecimiento adicional por parte de nuevas propuestas que apuestan por avatares visuales y opciones de personalización avanzada.

Estudios recientes también reflejan cómo algunos adolescentes optan por conversar sobre asuntos personales con sus compañeros de IA en vez de con personas reales. Sin embargo, el contacto humano sigue siendo percibido como más satisfactorio para la mayoría, aunque una minoría declara preferir las interacciones virtuales en ciertos contextos.

El atractivo de estas plataformas reside tanto en su disponibilidad ininterrumpida como en la percepción de confidencialidad y ausencia de juicio. Entre los principales motivos para su uso figuran la búsqueda de entretenimiento, el deseo de practicar habilidades sociales, la curiosidad tecnológica y la necesidad de apoyo moral.

Nueva generación de compañeros: entre la personalización y la polémica

La oferta de compañeros de IA ha evolucionado rápidamente, incorporando avatares 3D, voces personalizables y modos de conversación que buscan diferenciar cada experiencia. Grok, por ejemplo, ha lanzado avatares animados como Ani, con estética de anime, o Rudy, orientados a atraer diferentes perfiles de usuario. Estas propuestas integran funciones avanzadas, como la simulación de emociones o el modo “NSFW”, cuyo contenido menos moderado ha generado controversia acerca de los límites éticos y la protección de menores.

La suscripción a servicios como SuperGrok da acceso a funciones adicionales, pero también plantea interrogantes sobre la mercantilización de la compañía digital y las posibles desigualdades entre quienes pueden permitirse pagar y quienes quedan excluidos de estas opciones.

Mientras tanto, el valor de estos “amigos” virtuales para quienes experimentan soledad o dificultades de conexión en su entorno real ha sido defendido por algunos especialistas en salud mental, aunque con la advertencia de que la dependencia excesiva de estos sistemas puede afectar el desarrollo emocional, especialmente en la adolescencia.

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Riesgos, dilemas éticos y regulación pendiente

Expertos y organizaciones dedicadas al bienestar infantil y digital coinciden en la necesidad de protocolos y regulaciones claras para el uso seguro de compañeros de IA entre menores. Casos documentados de dependencia emocional, vinculaciones intensas o incluso incidentes graves subrayan la urgencia de abordar los riesgos asociados a la falta de supervisión, la dificultad para distinguir entre máquina y persona y la exposición a contenidos inapropiados.

El ritmo de expansión de estas tecnologías ha desbordado la capacidad de familias y escuelas para establecer límites o enseñar buen criterio en la interacción con estas herramientas. La facilidad para compartir información personal y la percepción de los chatbots como “amigos reales” añaden capas adicionales de complejidad, sobre todo en edades en las que la identidad y las habilidades sociales están en pleno desarrollo.

Algunos marcos de autorregulación, como el propuesto por A-Frame (Conciencia, Apreciación, Aceptación y Responsabilidad), buscan orientar el uso saludable de estos sistemas, recordando que los compañeros de IA son simulaciones sofisticadas sin consciencia y que su papel debe ser complementario, nunca sustitutivo, de las relaciones humanas.

La popularidad de los compañeros de IA ha abierto una nueva etapa en la interacción entre personas y tecnología. La mayoría de los jóvenes utiliza estos sistemas como apoyo o entretenimiento, pero surgen preocupaciones legítimas sobre los riesgos psicológicos, el acceso desigual por razones económicas y la falta de regulación efectiva. La clave estará en encontrar el equilibrio entre aprovechar sus potenciales beneficios y proteger el desarrollo emocional de quienes más pueden verse afectados.