La prótesis ocular que permite leer a personas con ceguera irreversible

Última actualización: octubre 21, 2025
  • Un microchip subretiniano y gafas de realidad aumentada restituyen la lectura en atrofia geográfica por DMAE.
  • Ensayo multicéntrico: 38 participantes, con resultados reportados en 32; el 84% volvió a leer.
  • Mejoras de agudeza visual de hasta 12 líneas y picos de 20/42 tras meses de entrenamiento.
  • Eventos adversos manejables y próximos pasos: más resolución y software para tonos grises.

prótesis ocular y lectura en ceguera

Una nueva generación de prótesis ocular subretiniana ha conseguido que personas con ceguera central irreversible por atrofia geográfica recuperen la capacidad de leer. El sistema combina un microchip implantado bajo la retina con gafas de realidad aumentada, y ha demostrado beneficios funcionales medibles tras meses de rehabilitación visual.

El avance llega tras dos décadas de trabajo de un consorcio europeo-estadounidense y se ha validado en un ensayo en 17 centros de cinco países. En la publicación en New England Journal of Medicine se detalla que, entre los 32 pacientes evaluados al año, 27 volvieron a leer letras, números y palabras; la atrofia geográfica, etapa avanzada de la DMAE que afecta a unos 5 millones de personas, era hasta ahora sin tratamiento efectivo.

Qué es y cómo funciona la prótesis ‘Prima’

El dispositivo —conocido como Prima— integra dos elementos que trabajan de forma sincronizada para suplir los fotorreceptores perdidos. No se trata de una prótesis cosmética, sino de una solución bónica funcional orientada a recuperar tareas como la lectura en el campo central.

  • Microchip fotovoltaico subretiniano: cuadrado de 2×2 milímetros, ultrafino y inalámbrico, implantado bajo la mácula mediante vitrectomía.
  • Gafas de realidad aumentada: incorporan una cámara que captura la escena y la proyecta al chip en infrarrojo en tiempo real.

Durante la cirugía, se retira el gel vítreo y se coloca el microchip en el centro de la retina mediante vitrectomía. La señal infrarroja emitida por las gafas activa el implante, que genera pequeños estímulos eléctricos que la retina puede transmitir al cerebro, emulando en parte la función de los fotorreceptores dañados.

Al ser fotovoltaico, el implante no necesita cables ni baterías; funciona con luz. El diseño permite superponer la visión central artificial a la visión periférica natural del paciente, favoreciendo la orientación y el desplazamiento.

microchip ocular y gafas de realidad aumentada

Resultados del ensayo clínico en varios países

El estudio recrutó a 38 pacientes distribuidos en 17 centros; el análisis principal se centró en 32 participantes, mayores de 60 años, con atrofia geográfica por DMAE y visión periférica residual. Las gafas comenzaron a utilizarse entre la cuarta y quinta semana tras la cirugía, con una rehabilitación progresiva a lo largo de varios meses.

Al cabo de un año, 27 de 32 pacientes (84%) pudieron leer de nuevo, y 26 mostraron una mejora clínicamente muy significativa de la agudeza visual, definida como ganar al menos dos líneas en la tabla optométrica. Se registraron picos de 20/42 y medias de mejora de unas cinco líneas, con casos que alcanzaron hasta 12 líneas.

La mayoría incorporó el sistema a su rutina: lectura de libros o etiquetas, identificación de señales de transporte y tareas de interior. Las gafas permiten ajustar brillo y contraste y cuentan con zoom de hasta 12x, lo que facilita adaptar el uso a diversas condiciones de iluminación. Aproximadamente dos tercios expresaron satisfacción media-alta con el rendimiento.

Seguridad y efectos adversos observados

En 19 de los 32 pacientes se notificaron eventos como hipertensión ocular, desgarros periféricos de retina o pequeñas acumulaciones de sangre subretiniana. Según los investigadores, estas complicaciones se resolvieron en un plazo máximo de dos meses y no supusieron riesgo vital para los participantes.

Próximos pasos: más detalles y nuevas aplicaciones

La versión actual genera visión en blanco y negro sin tonos intermedios. Está en marcha el desarrollo de software para distinguir toda la gama de grises, un requisito clave para tareas como el reconocimiento facial.

El consorcio trabaja además en chips de mayor resolución y en gafas más discretas, al tiempo que explora la extensión del concepto a otros tipos de ceguera por pérdida de fotorreceptores. Este ensayo humano exitoso de Prima culmina años de prototipos y estudios preclínicos y abre la puerta a una mejora continua del rendimiento visual.

Este hito tecnológico muestra que una combinación de microelectrónica e imagen puede devolver funciones cotidianas como la lectura a quienes padecen ceguera central por atrofia geográfica, con beneficios cuantificables, un perfil de seguridad asumible y una vía clara de evolución hacia sistemas más precisos.

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