Microplásticos: cómo alteran el intestino y su microbioma

Última actualización: octubre 11, 2025
  • Exposición ex vivo del microbioma humano a cinco microplásticos mostró descenso del pH y cambios bacterianos.
  • Las variaciones afectaron a familias clave del filo Bacillota y se observaron patrones metabólicos relevantes.
  • Algunos perfiles se asemejan a los vinculados con depresión y cáncer colorrectal, con cautela por tratarse de resultados preliminares.
  • La exposición es omnipresente; se recomiendan medidas sensatas para reducir contactos con plásticos cuando sea posible.

microplásticos y microbioma intestinal

Un trabajo desarrollado en el marco del proyecto microONE (liderado por CBmed dentro del programa Módulo COMET y con socios internacionales) aporta evidencia experimental de que los microplásticos pueden modificar el equilibrio del microbioma intestinal humano. En condiciones de laboratorio, el equipo observó un aumento sostenido de la acidez y cambios en la composición de las bacterias frente a distintos tipos de plástico.

A grandes rasgos, se trata de uno de los primeros análisis directos sobre cómo interactúan micro y nanoplásticos con la microbiota humana. Los resultados, presentados durante la Semana de la UEG en Berlín, apuntan a implicaciones sanitarias que requieren más investigación, manteniendo la cautela al tratarse de datos preliminares y ex vivo.

Qué investigó el equipo y cómo se llevó a cabo

estudio ex vivo de microbioma e intestino

Microplásticos en el aire interior
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El estudio cultivó microbiomas intestinales ex vivo a partir de muestras de heces de cinco voluntarios sanos. Estos cultivos se expusieron a cinco polímeros muy comunes: poliestireno, polipropileno, polietileno de baja densidad, poli(metilmetacrilato) y tereftalato de polietileno (PET).

Las concentraciones aplicadas reflejaban la exposición estimada en humanos, junto con dosis más elevadas para explorar posibles efectos dependientes de la cantidad. Este diseño permitió comparar respuestas del microbioma en escenarios que van de lo cotidiano a lo experimental.

En cuanto a la densidad de microorganismos, los recuentos totales y viables se mantuvieron estables respecto a los controles. Sin embargo, afloró una señal clara: el pH disminuyó de forma consistente en los cultivos tratados, un indicio de actividad metabólica alterada.

El análisis de composición mostró cambios dependientes del tipo de plástico, con variaciones en familias destacadas del filo Bacillota. Entre otras, se detectaron modificaciones en Lachnospiraceae, Oscillospiraceae, Enterobacteriaceae y Ruminococcaceae, grupos relevantes para la digestón y la función barrera intestinal.

Qué cambios se detectaron en el microbioma y el metabolismo

cambios metabólicos por microplásticos

Junto al descenso de pH, se documentaron alteraciones en compuestos producidos por las bacterias. Según el tipo de partícula, variaron moléculas como el ácido valérico, el ácido 5-aminopentanoico, la lisina o el ácido láctico, lo que sugiere un metabolismo microbiano reajustado.

Algunos de estos perfiles se asemejan a patrones previamente asociados con cuadros como la depresión y el cáncer colorrectal. Conviene subrayar la prudencia: se trata de un modelo ex vivo, con n reducido y resultados presentados en congreso, por lo que harán falta estudios más amplios y revisión por pares.

El autor principal, Christian Pacher-Deutsch, destacó que la exposición a estas partículas es muy extendida en la vida diaria (pescado, sal, agua embotellada e incluso del grifo), por lo que reducirla cuando sea factible resulta una precaución sensata. La conclusión operativa: los microplásticos sí impactan en el microbioma, aunque el significado clínico requiera confirmación.

En cuanto a los mecanismos, el equipo plantea hipótesis plausibles. Las partículas podrían crear nichos físico-químicos que favorezcan a unas bacterias frente a otras (incluida la formación de biopelículas), y además incorporar aditivos capaces de influir directamente en rutas metabólicas y en la producción de ácidos.

Exposición cotidiana, limitaciones y medidas sensatas

exposición diaria a microplásticos

Los microplásticos se han identificado en alimentos y bebidas de consumo habitual, así como en el aire interior de hogares y automóviles, por lo que la ruta de entrada puede ser ingestión, inhalación o contacto. Esta ubicuidad ayuda a explicar por qué su posible interacción con la microbiota preocupa a la comunidad científica.

El trabajo tiene lógicas limitaciones: número reducido de donantes, enfoque ex vivo y variabilidad individual (dieta, respuesta inmune u otros factores) que en personas podrían modular los efectos. Por ello, se requieren cohortes mayores, validación independiente y análisis longitudinales.

En clave de salud pública, los hallazgos respaldan una actitud de precaución. Sin caer en alarmismos, algunas prácticas cotidianas pueden ayudar: priorizar envases reutilizables como vidrio o acero, evitar calentar comida en plástico y minimizar plásticos de un solo uso cuando se pueda.

El proyecto microONE seguirá indagando cómo las partículas micro y nanoplásticas interactúan con el organismo. La meta es delimitar efectos dosis-dependientes, identificar vías implicadas y evaluar si estos cambios del microbioma se traducen o no en riesgos clínicos medibles.

Con los datos disponibles, el cuadro que se dibuja es claro: la exposición a microplásticos puede alterar la acidez y la composición del ecosistema intestinal humano en laboratorio, con señales biológicas que recuerdan a perfiles de enfermedad; falta por determinar su magnitud real en la vida diaria y cómo atajarla con medidas eficaces y proporcionadas.