- Investigadores desarrollan robots capaces de crecer y repararse consumiendo piezas de otros robots o del entorno.
- El sistema, llamado metabolismo robótico, utiliza barras modulares que se ensamblan y reorganizan para adaptarse.
- Su capacidad de adaptación abre puertas a su uso en emergencias, exploración espacial y entornos hostiles.
- Aunque el control aún es mayoritariamente humano, la autonomía total está cada vez más cerca.

La robótica está dando un salto sorprendente con la creación de robots capaces de alimentarse de otros robots o de materiales de su entorno para crecer, repararse y adaptarse físicamente. Este avance, desarrollado por científicos de la Universidad de Columbia, introduce el concepto de metabolismo robótico, una característica hasta ahora exclusiva de los seres vivos y que podría cambiar para siempre la interacción entre máquinas y el entorno. Más información sobre avances en robótica en 2024.
Hasta ahora, los robots eran estructuras cerradas que solo evolucionaban cuando los humanos intervenían directamente en su diseño. Sin embargo, con el metabolismo robótico, estas máquinas pueden modificar su propia estructura añadiendo o quitando piezas, absorbiendo módulos de otros robots cuando lo consideran necesario. Se trata de un enfoque completamente nuevo para dotar de mayor resiliencia y autonomía a las máquinas, sobre todo en escenarios donde la asistencia humana es limitada.
Sistema modular con capacidad de adaptación

La innovación principal se basa en el uso de barras modulares llamadas Truss Links, unas piezas alargadas con conectores magnéticos que pueden ensamblarse y separarse de forma sencilla. Estas barras permiten construir figuras diversas, desde triángulos y estrellas hasta estructuras tridimensionales más estables, como los tetraedros. Bajo el control de un sistema central, los módulos pueden reorganizarse: un robot puede incorporar piezas adicionales para fortalecerse o, si es necesario, dividirse y volver a organizarse más adelante. Robots autónomos y sistemas modulares.
En entornos de prueba, los científicos demostraron que un robot podía cambiar de una configuración plana a una más robusta y tridimensional tras absorber módulos cercanos. Incluso fue capaz de usar una nueva pieza como bastón, aumentando notablemente su velocidad de desplazamiento y mostrando la utilidad práctica de esta tecnología.
Aunque el proceso todavía no es completamente autónomo—ya que los investigadores supervisan y coordinan los movimientos de los módulos—, el potencial para automatizar este metabolismo robótico es enorme, especialmente si se integran sensores avanzados e inteligencia artificial en el futuro.
Inspiración biológica y aplicaciones de futuro

El concepto de estos robots surge al fijarse en las estrategias de los organismos vivos, que se adaptan, crecen y se curan usando recursos del entorno. Según el equipo liderado por Philippe Martin Wyder y Hod Lipson, este tipo de máquinas será esencial en el futuro para tareas en lugares inaccesibles o con condiciones extremas, como pueden ser zonas afectadas por catástrofes naturales o misiones espaciales con recursos muy limitados. Robots en entornos extremos.
Además, los robots caníbales pueden contribuir en la exploración de entornos peligrosos, ya que su capacidad para reconfigurarse y repararse sin intervención humana incrementa notablemente su autonomía operativa. Se espera que, cuando el sistema sea completamente autónomo, estas máquinas puedan identificar módulos útiles, integrarlos por sí mismas y adaptarse en tiempo real a las demandas del entorno.
El proyecto también propone una solución a una de las cuestiones más debatidas en la robótica: ¿quién cuidará de los robots cuando la intervención humana no sea posible? Si consiguen un nivel suficiente de independencia física, estos sistemas podrán mantenerse operativos sin asistencia externa, necesitando solo recursos básicos como energía y algunos materiales para funcionar indefinidamente.
De momento, el metabolismo robótico funciona en entornos de laboratorio y bajo supervisión, pero marca un antes y un después en el camino hacia robots con cuerpos dinámicos, flexibles y autosuficientes. Aunque la imagen de máquinas autómatas que se reparan “consumiendo” otras puede evocar escenarios de ciencia ficción, los investigadores insisten en las ventajas prácticas para la ingeniería, la seguridad y la automatización en entornos hostiles.
La llegada de estos sistemas caníbales a la robótica supone un avance decisivo, abriendo la puerta a una generación de máquinas que no solo razonan, sino que también cuentan con la capacidad única de cuidarse, evolucionar y adaptarse por sí mismas. Conforme avance la investigación y se integren tecnologías de control más avanzadas, los robots podrán actuar con total autonomía y redefinir el papel de las máquinas en nuestra sociedad.